El lugar hace honor al nombre: «El Bálsamo». Un lugar luminoso, apacible y decorado con gusto exquisito. La atención de Lucía hizo de mi estancia un refugio para el descanso. Amable y solicita, además de excelente masajista.
La piscina-cueva, con su concepto de privacidad, aporta excelentes tiempos de relajación.
El espacio ideal para leer, escribir, conversar y disfrutar en paz.