Normalmente, cuando viajo a Seattle, me quedo en este hotel, solo el año pasado me tuve que quedar en otro. Casi dos años después de mi estancia, este hotel a decaído increíblemente, las cortinas de la ventana dejan mucho que desear, la segunda cortina que cierra totalmente la entrada de luz, estaba trabada, bo se podía bajar y cuando más o menos la arreglaron, se nota el mal estado de la misma.
Las almohadas, muy malas y viejas.
El desayuno, la peor decepción, muy muy malo, aquí se nota como bajaron su calidad.