Un gran hallazgo este hotel. Aunque está cerca del aeropuerto de Reus y de la autopista, al estar rodeado de vegetación, campos y viñas, tienes la sensación de estar apartado de todo.
Muy buenos los desayunos y también hemos cenado y su cocina es estupenda.
Nuestra suite era espaciosa y bien decorada, con dos terrazas. La cama muy cómoda y el lavabo muy práctico.
También se ha de mencionar la zona de la piscina, aunque pequeña suficiente y especial. Un trocito de La Toscana escondido en Tarragona. Sin duda para repetir.