Es un hotel de 4* pero no parece estar a la altura.
La recepción y el hall son muy pequeños y comparten mostrador con el servicio de bar.
La calefacción de la habitación está a 25°C y no se puede regular; para poder bajar la temperatura nos dejaron una rendija de la ventana abierta.
Nuestra habitación era para 3, con una cama enorme y un sofá cama en dos estancias distintas, lo que resultaba muy cómodo. Lo malo es que el lavabo está en la unión entre ambas estancias, sin puerta de separación, lo que supone una molestia, sobre todo cuando se usa de noche.
El armario tiene espacio para colgar y un par de baldas pero resulta claramente insuficiente para tres personas.
La kitchenette tiene un fregadero, una vitrina para tazas, una nevera pequeña, un hervidor de agua y una cafetera Nespresso, pero se echa en falta un microondas para que realmente pueda tener más utilidad.
El hotel parecía estar al completo y eso generaba esperas en los ascensores, pero es razonable teniendo en cuenta que eran Navidades.
En cuanto al desayuno, y suponemos que por haber tanta gente, ha habido días en los que había productos que se agotaban y no se reponían, como la bollería o los zumos.
El personal, en general, es correcto.
La ubicación es muy buena, a media hora andando de Trafalgar Square o de Tower Bridge y con parada de bus al lado.
En definitiva, esperábamos más de un hotel de 4*, sobre todo teniendo en cuenta el precio que tiene.