Lo mejor que tiene este hotel es su ubicación inmejorable. Está en el corazón de Praga. A pocos metros del reloj, del puente de Carlos. El check in es impersonal, nunca tuve contacto con persona alguna y todo fue en línea. La habitación es espaciosa, es cómoda, en un bonito edificio. La limpieza no la hacen diaria. Primer hotel en todos mis viajes que no la da diario. El servicio fue muy regular, no sustituyeron vasos usados, solo sustituyeron un juego de toallas. La alfombra está un poco manchada y eso le resta al aspecto general. Tampoco tiene servicio de desayuno (en los otros hoteles de mi viaje contábamos con ello). También habían unos bichitos inofensivos en el baño. En general está muy bien pero estaría excelente que la limpieza fuera diaria o si no es posible, que pusieran más empeño en ella.