Es un hotel con encanto, junto a la basĂlica de VĂ©zelay, en un lugar incomparable. Limpio y bien mantenido, pero un poco incĂłmodo el acceso rodado, con dificultades de aparcamiento, y la accesibilidad interior. El desayuno estĂĄ bastante bien, productos frescos reciĂ©n preparados. El personal es amable.
MenciĂłn aparte el restaurante, de diez, hay que reservar con antelaciĂłn porque se llena, y aunque es algo caro, merece la pena.