El hotel se nota viejo y, aunque han intentado hacer un “lavado de cara”, no pasa de ser un cambio superficial: algo de pintura, mal aplicada, y poco más. Colchón viejo, muebles viejos…No se justifica para nada el precio que tiene la habitación.
Uno de los aspectos más negativos fue que no hacen la cama de manera automática. Al preguntar en recepción me dijeron que había que avisar expresamente, cosa que no aparece indicada en ningún sitio. Además, la limpieza deja bastante que desear: polvo en varias superficies e incluso restos de papeles en el suelo, detrás de la papelera, lo cual da la sensación de que no se revisa con atención.
Lo único algo destacado, es que la habitación era amplia y con buenas vistas al río. La ubicación no es mala, a unos 15–20 minutos andando del centro.
En general, no lo recomiendo, precio elevado para la calidad y servicios ofrecidos.